“¿Qué os detiene para poseer mi Corazón?”
Escribe hija, no te canse el escribir lo que Yo te digo, pues son palabras que brotan de mi Corazón.
Es verdad que Yo soy la verdadera felicidad, que Yo soy la paz, que Yo soy la vida, véanlo bien y verán cuán amoroso, cuán bondadoso, cuán misericordioso es mi Corazón. Dichosos serán los que me reconocen, los que en este Corazón vivan, pues el paraíso es él.
Mi Corazón está abierto para el que lo desee poseer, pues antes que la lanza lo traspasara Yo había sido flechado por el amor; este Corazón que sólo amor hay en él, que sólo vuestro bien desea para cada uno de ustedes; este Corazón que ama desde la eternidad os invita a pasar por esta cavidad que hay en él, sólo os pido amor. Amadme y haced lo que queráis, pues éste es el precio que Yo pongo: Amor, sólo Amor y así permaneceréis siempre unidos, fundidos a este Corazón ardiente que sólo os está esperando pacientemente. Este Corazón es vuestro, os lo doy, ¿no lo deseáis? ¿Pues qué os detiene para poseerlo? Vuestras miserias, vuestra nada, pues dádmelo todo, que Yo os recibo como sois, no esperéis corregiros primero para acercaros a mi amantísimo Corazón, pues cuántos han esperado esto y ha sido tarde.
Venid, que Yo os espero, Yo os convertiré de tibios en ardientes, de fríos en fervorosos. Yo os iré cambiando sin que os deis cuenta, pues así mejor estaréis humildes, estaréis sintiéndoos siempre pequeños y miserables y cuando esto ya sienta vuestro corazón con sinceridad, Yo ya me he adueñado de vuestro corazón.
¡Ah! Cómo me encanta que a Mí se me entregue todo sin reservas, sin rapiñas, aún aquello que no entendéis, que os parece absurdo, que según no sabéis por qué tanto sufrir, por qué tanto llorar y vuestras alegrías no me las decís a Mí que he sido el motivo de vuestro alivio, de ese amor que sentís hoy en vuestros corazones.
Estoy pacientemente esperando en cada momento, Yo os aguardo, Yo os espío, Yo toco y si no me abrís hoy, me abriréis mañana, que si toda vuestra vida jamás me abristeis ese corazón duro y frío hasta el último momento de vuestra muerte, allí Yo estoy esperando una limosna de amor porque cada alma que es rescatada por mi Sangre es alegría grande a mi Corazón.
Amados míos, soy Jesús el que os ama con ternura de Madre, con complacencia de Padre, con humanidad de verdadero hermano, ¿no os conduele esta súplica, no se estremece vuestro corazón? ¿No os sentís abrasados de mi fuego?
Aún estáis dando un paso para adelante y cinco para atrás, ved que mi Corazón os espera y jamás se cansa de esperar; no tengo Yo prisa, el tiempo cuenta para vos y una eternidad os espera para gozar de mi Gloria eternamente o para el crujir de dientes para siempre, ved que sois precio de mi Sangre, ved que vais de paso y sois libres de escoger el camino, el camino para el cielo soy Yo, el camino que es el que os pierde es fácil, está lleno de placeres, mas todo esto es mentira, pues Yo y sólo Yo soy la verdad.
Mi Corazón unido al de mi Madre siempre dan Gloria al Padre Celestial, así el vuestro unido al nuestro gozaréis una eternidad.
12:30 p.m., 7 de agosto, 1981
Sagrado Corazón de Jesús
Siervos del Divino Amor
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