miércoles, 19 de febrero de 2014

LIBRO 3 No. 25 PADRE NUESTRO

 

“Padre Nuestro”.

 

PADRE NUESTRO

 

Padre Nuestro, Creador amorosísimo, nuestro Padre lleno de bondad y de misericordia, dador, conservador; Padre que ama a sus hijos desde la eternidad, teniéndoles en su mente divina; Padre que amorosa y sabiamente llama por su nombre a sus hijos, invitándoles a gozar de su gloria y amor; Padre todopoderoso que no tiene principio ni fin, que creó los astros del Universo, los árboles, los pájaros, el mar y todas sus criaturas por amor a sus hijos; ¡Padre que sólo amor es y que perdona y olvida antes que se le pida perdón!

Padre, es tanto tu amor que no sólo nos das la vida, sino que nos alimentas con la Sangre y la Carne de tu Unigénito, para que así nos transformemos más en Ti; Padre que amas tanto al pecador que lo has rescatado con tu Hijo muriendo por nosotros; Padre que con su muerte y resurrección nos has hecho herederos en Tu Gloria Eterna.

Que estás en los cielos, sentado en tu trono, rodeado de ángeles y santos; que estás en los cielos, cuidándonos como sólo Tú lo puedes hacer; que estás en los cielos, reinando. Has venido a la tierra por tu Hijo para que por mediación de Él hubiera esta unión de la tierra con el cielo, que estando en los cielos oyes nuestros ruegos y remedias nuestras necesidades que, como Rey, nos invitas a gozar en el cielo de tu gloria.

Santificado sea tu Nombre, cumpliendo fielmente tus leyes de sabiduría; santificado tu Nombre, uniéndolo todo a Ti por medio de Jesús; santificándote, amando Tu Voluntad, amándote sobre todas las cosas y a nuestros hermanos como a nosotros, en tu nombre; santificado seas Padre por todos, adorándote, amándote, encontrándote en todos nuestros trabajos, penas, alegría y afectos.

Aquí en la tierra como en el cielo: en la tierra amándote como te ama Jesús, siendo nuestro alimento diario y en cada momento cumplir con tu santísima voluntad y así poder ser dignos de contemplarte en el cielo toda una eternidad.

Danos hoy nuestro pan de cada día, te lo pedimos, Padre, porque tenemos hambre de Ti, porque el Pan Divino sólo calmará nuestra hambre, porque siendo la Carne y Sangre divinas, nos podemos llenar de fortaleza, de amor y caridad, porque en la Eucaristía estás unido a tu Hijo con el Espíritu Santo y así nuestro corazón se convierte en templo de la Santísima Trinidad, porque con este Pan nos divinizas y porque con este Pan viviremos una eternidad.

Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos: que Tú entres a nuestra pobre morada, llena de miserias, las arrojes, lo limpies todo y con tu luz sea todo lleno de Ti, reinando plenamente en nuestros corazones.

Como también nosotros perdonamos las ofensas de nuestros hermanos: te pedimos por todos ellos, para que así como nos has perdonado, los perdones a ellos y unidos te alabemos, siendo todos uno Contigo, como lo eres tú, Padre, con Jesús.

No nos dejes caer en tentación, recuerda, Señor, que somos miserables y pecadores y que sin Ti, sin tu ayuda divina, caemos.

Perdónanos y líbranos de todo peligro de ofenderte, porque somos flacos, hechos de barro y sin Ti, Padre, nada somos. Amén.

12 de octubre, 1981

Siervos del Divino Amor

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