miércoles, 27 de noviembre de 2013

LIBRO 3 No. 12 SOCORRED AL HERMANO VIÉNDOME EN ÉL A MÍ.

 

“Socorred al hermano viéndome en él a Mí”.

 

SAN VICENTE HACIENDO CARIDAD

 

Hijita mía, sabes que Yo soy Amor y dime ¿quién de aquél que ha sabido de mis ternuras, de mis dulzuras me vuelve la espalda? ¡Ah! Hija mía, son tan pocos los que corresponden a mi Amor, a mis gracias, cuántos hija mía tienen sobre su cabeza la muerte, que contados están ya vuestros días, qué poco caso hacéis de ello.

Fíjate en estos momentos cómo corren y se afanan en compras, en quedar bien con el pariente, con el vecino, pero no por amor, sino por el qué dirán, por compromiso.

Cuántos hay, hija mía, que el buen día se lo dicen con falsedad, se dicen buenos días con la boca mas no con el corazón, sonrisas falsas, mentirosas, que creen poder engañarme, pobres almas, cuánta hipocresía, qué vacíos tienen sus corazones, compras y más compras, mas al de enfrente que no tiene para comer a ese lo ignoran, le sacan la vuelta, porque ese pobretón no es de su linaje. ¡Ah! Hijita, si supieran que a ese de enfrente Yo lo puse delante de ellos para que dieran algo de lo que Yo les he dado, no como limosna, pues lo que desea ese pobre olvidado, desamparado, unas palabras de amor, de aliento. Ni eso hija mía tienen para dar a sus hermanos los pobres y necesitados. Un “te amo hermano”, ni eso hija mía, saben que mi Corazón sufre por ver que no desean imitarme, que Yo bajé, dejé todo mi Reino para llegar a entregarme al corazón del más pecador, pobre, sí para enseñaros a amar la pobreza, para que os deis cuenta que allí entre los más pobres y necesitados estoy Yo, porque en el dolor me encontraréis más fácil que en la alegría, en el ruido mundanal, porque el pobre sólo pide por necesidad y os da la oportunidad de ayudarle y así Yo os recibo con las manos callosas, pobres y andrajosas, un mendrugo de vuestro pan.

Saben que Yo os amo a todos por igual, mas os di riqueza a unos para que penséis en el hermano que no le di esas riquezas materiales y así, teniendo la caridad en vuestros corazones, a mí me tendréis.

Me gustan los corazones generosos, pues cuántos los hay que piden para dar y socorrer al hermano viéndome en él a Mí.

Mi Madre siempre socorría al pobre y necesitado.

Yo los bendigo y amo.

7:00 p.m., 20 de diciembre, 1979

 

Sagrado Corazón de Jesús

Siervos del Divino Amor

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