“Vuestro corazón debe ser semejante al Mío”.
¡Oh! Hija mía, esos incendios que sientes en tu corazón son chispas que se posan en tu corazón, las dejo escapar del mío para que el tuyo sea abrasado en amor. ¿Sientes que tu corazón desfallece de tanto amor? Obra mía es, hija mía, pues teniendo en tu corazón ese amor, me das Gloria y consuelos a mi amante Corazón, el tuyo debe ser semejante al mío.
Mira, (...y Jesús me enseñó ardiendo en llamas su Corazón y me dijo...) ¿Soportarías tú este horno en el tuyo? ¡No! Porque el tuyo es pequeño y es limitado. Me dices morir de amor al sentirte arder del fuego, pues compadécete del mío, lo tuyo son pequeñas chispas y lo mío es un horno abrasador, todo este fuego lo tengo para dároslo, mas nadie lo desea, son tan pocas las almas hijita que lo reciben con alegría, que si te dijera el número de los que lo tienen te espantarías. Es por esto que este fuego me quema, me martiriza hija mía, anda, dame tu corazón pequeño y limitado y te doy mi Corazón en cambio, sin límites, para amar porque cuando encuentro almas que deseen mi fuego me desbordo y las calcino en este Divino Amor, por eso locos llaman a los míos, porque sólo locuras incomprensibles para los demás serán. Mi Amor es divino y uno las almas en este fuego y es tan grande esta unión conmigo que llegan a ser un solo corazón con el mío, un solo latir, un solo suspirar y así ya unidos, sólo Gloria a mi Padre podréis dar. Mi Madre goza al unirse en este fuego abrasador.
¡Ah! Cuántos hija mía dicen amarme, sobre todo entre mis escogidos, y esos, hija mía, con sus traiciones hacen que mi fuego sea más abrasador.
Si Yo sólo ternuras os doy, si sólo amor os doy, ¿qué les he hecho para recibir sólo traición? Decidme si Yo los he ofendido, decidme en qué os he fallado.
Aquí me tenéis como limosnero a las puertas de vuestro corazón, cuántos portazos recibo, cuán fríos están vuestros corazones. Si estáis a dos pasos de este horno, ¿por qué morís de tedio, de tristeza y de desaliento? ¿Qué no os dais cuenta que Yo os estoy esperando? No me canso de esperar al pecador y mis brazos estiro para alcanzaros y no queréis venir a Mí, si pensáis que sois indignos, que miserias sois, venid, estrechadme en ese corazón, pues Yo os amo con todas vuestras miserias, dádmelas todas que Yo las transformaré. Acaso esperáis ser santos, ah hijitos, si sólo en Mí encontraréis la perfección, ustedes no son los que me llaman, que os digo: en verdad que Yo he sido el que os llamó primero. Que nada os detenga ya, que mi Corazón ansía estrecharos ya. Yo no me fijé en vuestra sabiduría, para qué me sirve a Mí, si sólo os pido amor, vuestro corazón hijos, vuestro corazón, eso es lo que os pido Yo.
¿Ven el sol, las estrellas, las miles de galaxias? Dueño soy Yo, oíd los trinos de las aves, contempla la creación completa y aún lo que no alcanzáis a ver, todo es por vuestro amor.
5 de enero, 1980, 7:15 p.m.
Sagrado Corazón de Jesús
Siervos del Divino Amor
Padre Rebollo:
ResponderEliminarMil graviad por estos Mensajes del Sagrado Corazón, estan bellísimos! Pero hay un problema!!! No se pueden leer por el color de la letra...amarillo sobre papel blanco...asi nos llegan por correo.
En su página se leen muy bien...por favor cambie el color amarillo por un chedrón o rojo para que los correos se puedan leer...que Dios les bendiga por su hermoso Apostolado y por difundir los Mensajes de Jesús. Infinitas gracias. María Elena