“Sangre ofrecida por mis sacerdotes”.
Hijita mía, no te sorprenda verme en ese estado, mi sangre es ofrecida en el altar y es esta pasión renovada en cada altar, cuando el sacerdote hace la consagración Yo me hago presente en las especies para transformarlas y, he aquí, lo que significa Mi Sangre salvadora, mi cuerpo y alma ofrecida para rescatarlos, no fue entonces sino sigue esta renovación de esta entrega total, incondicional, por cada uno de ustedes y quise que tú y algunos vieran algo para que se dieran cuenta de este amor.
Esa sangre en esos momentos ofrecida por mis sacerdotes rescata las almas del pecado del moribundo, del que está a las puertas del infierno y que por sus oraciones llega a pedir perdón. Nada os debe sorprender porque Yo, siendo Jesús vuestro hermano y vuestro Dios, he dado la vida por todos y aquél que crea vivirá esta vida de gracia que Yo les brindo y sea salvado.
María, mi Madre, os conduce a la Verdad que Yo Soy. El mundo me ha traicionado por esto el mundo es condenado, porque el príncipe del mundo es mi enemigo, aquél que sólo engaños os trae.
Nada os turbe, nada os falta teniéndome a Mí y por esto Yo le digo a mi Padre: Padre que todos sean uno conmigo, como Yo lo Soy contigo, que ninguno de los que me has dado se pierda porque ellos no son del mundo, para que sean glorificados, como tú Padre a Mi me glorificas.
Retiro del Grupo sda.
En el Seminario Misioneros de Guadalupe
1987 Marzo 1o, 16:05 hrs.
Sagrado Corazón de Jesús
Siervos del Divino Amor
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