“Que sea nuestro Hogar una antesala del Cielo”.
Hablar de las gracias que se recibirán al tener la bendición de Dios, estas bendiciones no sólo las reciben ellos, los que se acercan a Dios, sino es para sus hijos y demás familiares, porque cuando alguno de la familia esta en pecado mortal afecta a todos sus parientes, sus hijos, sus padres y familiares y a la comunidad que pertenecen y así se impide que caigan sobre ellos la lluvia de gracias y bendiciones que Dios desea obtengan todos para que así sean santificados.
Estas gracias no recibidas, impiden a los esposos que puedan ver la luz cuando tienen problemas temporales y espirituales, no podrán con facilidad dar solución a ellos porque les falta la luz divina, la gracia, o sea, no tener la amistad de Dios.
Aquellos que ya tienen el sacramento verán mejor la luz para resolver sus problemas y sus penas que tengan lo llevarán con paciencia, con alegría incluso, porque están unidos a Jesús, porque un hogar cristiano tendrá la bendición de Dios y será un reflejo para las sociedades y hermanos.
Un ejemplo así, como debe ser para cada uno de nosotros en las familias cristianas es la Sagrada Familia, compuesta por José, Jesús y María. Esa unidad que da gloria a Dios, ese entenderse, ese comprenderse ayudándose mutuamente en ese camino que unidos recorrerán.
Que sea vuestro hogar una antesala del cielo con vuestro comportamiento y modo de vivir que, dejando que reine Jesús, María, José, seáis almas que atraigan con vuestra vida de amor, de paz, a todos los demás al Corazón de Jesús.
1983 Julio 3.
Sagrado Corazón de Jesús
Siervos del Divino Amor
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