miércoles, 5 de marzo de 2014

LIBRO 3 No. 27 LA ANUNCIACIÓN Y EL CUMPLIMENTO DE LAS PROMESAS DE DIOS

 

“LA ANUNCIACIÓN Y EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS DE DIOS”

 

ANUNCIACION1

 

Tus manos son para servir pues tu corazón es para amar y por eso te digo escribe esto que Yo deseo les hagas saber a tus hermanos porque Yo Jesús, su hermano, su Dios, les dice:

El desquiciamiento del pecado reina ya en toda la tierra y en verdad les digo que Mi Venida está pronta, porque Mi Padre no desea la perdición del pecador y es por esto que estaré de nuevo ante el hombre necio, insensato, que ha querido más las tinieblas que La Encendida Luz.

Yo estoy siempre esperando pacientemente al pecador para perdonarle y en el último momento de su muerte Yo lo espero con gran amor porque di Mi Vida para su salvación, ¡aunque parezca que todo está perdido! Recuerden  mi infinita Misericordia, porque ésa a nadie ha engañado, porque Yo Soy el sol que alumbra con amor a buenos y malos.

El día que María, con su candor y dulzura, dijo “Sí” al ángel, para dar paso al principio de la Redención del Hombre, los ángeles cantaron y toda la naturaleza se estremeció de ver que al fin el Redentor estaría para rescatar a su pueblo esclavo, por el pecado condenado.

¡Ah, hijitos! Soy Jesús, Verbo Encarnado, la Palabra misma de Dios y el que a Mí me escucha, escucha al Padre Salvador, porque Soy la Vida y el que por Mí viene llegará al Padre que os ama con ternuras y delicadezas de Padre amorosísimo, pues Él en su Sabiduría ya os tenía en su mente desde la eternidad y, en verdad les digo, para aquellos que triunfan y tengan confianza todo se realizará, pues todo pasa, mas las promesas de vuestro Dios jamás se pasarán.

La aurora comenzaba y María oraba en silencio, su Corazón adoraba con ternuras a su Dios único y verdadero. Del cielo bajó hermoso Arcángel, siendo el Mensajero de Dios, con alegría y lleno de amor se postró donde María adoraba a Dios. Comenzó a hablar con María que, al contemplarlo, se llenó de asombro al escuchar las palabras que para Ella eran dirigidas: - “María, Dios te salve, llena eres de gracia ante los ojos del Altísimo.” – María, con gran humildad, reclina su cabeza y sus hermosos ojos brotaron en llanto por la gratitud de su Dios. – “Bendita eres entre todas las mujeres.” - Y esto la llenó de más humildad, pensando que era tan pobre, tan llena de humildad, que no comprendía el por qué a Ella se dignaba Dios dirigirse con estas palabras de amor.

Al preguntarle el Arcángel si deseaba ser la Madre del Salvador, su Corazón saltó de gusto. Aún se le mostró que no todo sería gozo, sino martirio, también significaría ser la Madre de Dios. María piensa de inmediato en su promesa de castidad a su Dios y esto la hizo reflexionar y diciendo con gran candidez ¿cómo?, si Ella seguía siendo pura y virgen, eso se realizaría. El Arcángel sonrió de ver que María defendía su castidad y le dijo: - “No temas, María, pues esto será por obra y gracia del Espíritu Santo que posará sobre ti.” - “Yo” – dijo María, inclinándose hasta el suelo – “Hágase en Mí la voluntad de Dios. Aquí la esclava del Señor, porque en Mí se cumplirá como dice el Señor.”

Llena de alegría toda la tierra se estremeció de ver que ese “Sí” cambiaba todo y el cielo era abierto porque el Redentor venía con gran gloria y majestad.

18:30 Hrs., 25 de marzo de 1982.

Sagrado Corazón de Jesús.

Siervos del Divino Amor.

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