miércoles, 29 de julio de 2015

LIBRO 1 No. 14 ENTREGA Y CONVERSIÓN

 

Entrega y Conversión

 

SAN JOSE OBRERO 1

 

¡Ah amados hermanos! ¿No os ha bastado contemplar a Jesús en el Sagrario? Pedís, decís, milagros para creer en lo que el Señor os pide. Pedid si, la conversión de vuestros hermanos, mas pedid también‚ por vosotros para que esa verdadera entrega y conversión os llegue, pues aún entre ustedes son muchos los enfermos y débiles del alma. Pedid sí por las conversiones verdaderas. Pues son tantos los que dicen amar al Señor Jesús. Pero ¿cuántos, ¡ah hermanos! con hechos y verdades se lo demostráis? ¿Cuantos gozan viendo la pobreza de ciertos hermanos, cuantos se gozan de los dolores, de las penas y amarguras de los hermanos que deberíais amar con caridad?

¡Que‚ falsos e hipócritas sois, que tontos! ¿Creéis engañar a Jesús? Poned vuestra mano en vuestro corazón viendo a Jesús Eucaristía, decidle que no es verdad que lo amáis como el Señor se lo merece, que vuestros ojos lloren. Pero que esas lágrimas, salgan del corazón para que bañadas de llanto seáis purificados. Decís amar y criticáis, decís amar y ofendéis. Amar decís y tramáis contra hermanos para herirlos, para difamarlos. Vuestro corazón está lleno de ponzoña y si no la vomitáis os envenenareis vosotros mismos.

¡Cuan grato a los ojos del Señor son las almas cándidas, limpias, puras! Aquellos que no premeditan, aquellos que aman como Jesús os ama. Pensad hermanos que el Señor es dueño de todo. Él hizo cielos, mares, astros, seres para que de todo el hombre se valiera para darle gloria.

¿Os habéis puesto a pensar en vuestro cuerpo, en vuestros ojos, en vuestros corazones, en vuestra lengua, en vuestros oídos y todo esto, las facultades que tienen en todo vuestro cuerpo?, ¿en esa alma que es como una joya bellísima cuando es todo para Dios, cuando brilla por el amor, por el fuego que en ello hay en el precio que tiene ante Dios?

¿Pensáis acaso insensatos, en esa alma cuando está  abandonada, cuando está  llena de odio, de rencor, que está manchada con la impureza y la maldad? Pensad todo esto, meditadlo y veréis cuanto os ama Dios al daros la vida, al haceros herederos de su gloria y ustedes en vez de agradecer, de reconocer vuestra nada os llenéis de vanidad de falsa humildad.

¿A quien tratáis de engañar? ¿A Dios le ponéis por condiciones que os dé, que os conceda tales y cuales cosas para creer en sus mensajes, en sus peticiones? ¿Quienes sois? ¿No os dais cuenta que al Señor le gustan las almas que se abandonan a su amor, a su voluntad? Si queréis llegar a entender a Dios, primero os debéis conocer a vosotros y así, sabiendo lo pequeños que sois, la nada, contemplareis a Dios en su esplendor porque un alma llena de soberbia jamás podrá  entender las cosas de Dios. Sólo los humildes, no los sabios y presumidos, los entenderán.

SAN JOSÉ

1980 Junio 2. 2:15 P.M.

Siervos del Divino Amor

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