“Estad en gracia de Dios, Yo os exhorto hermanos, porque el tiempo está cerca”
Si es verdad que estáis conscientes, si estáis viviendo vuestra vida sin pensar que sois eternos, bien habéis podido observar hermanos la naturaleza, no sólo en donde estáis viviendo sino en todo el mundo, como si de pronto se desatara y ya no dejara tregua para el hombre que hoy en día sufre la gran tribulación.
El sol quema, el aire muge, el mar brama y, en fin, la naturaleza quisiera ser desatada para acabar con el hombre y todo esto es causa del pecado, la peste, la guerra, el odio, el hambre, la desolación del cuerpo y del alma ya sólo se ve donde quiera, algunos se han acostumbrado ya a ver todo esto sin dar ningún interés mas que seguir gozando, porque son pocos los que se detienen para ver todas estas cosas y deseando que se acabe el pecado, piden perdón y se alejan de la ocasión de ofender al Señor.
Cuántos hay que nunca piensan en arrepentirse, de llevar una vida de amor, creen los insensatos que son eternos y que la vida que se les ha dado es para gozar, derrochando, atesorando y viviendo en pleno pecado, para esos no existe más que el momento, no piensan que llenarse de gloria, de hartarse como lo hacen los marranos que se les da y ellos quieren más y están felices en el lodo, en la suciedad. Qué pena me causa decir esto a mis hermanos porque así es la comparación de los hombres que jamás desean saber del amor, del amor único y verdadero, del amor que todo lo eleva, que es entrega, que es oblación unidos a Cristo.
Su venida está ya pronto y a cuántos encontrará ocupados en las cosas del mundo y despreocupados, sin importarles la proximidad del Reino de Dios; cuántos lo saben, cuántos han sabido por las manifestaciones que María o Jesús y los Ángeles les han avisado que deberían estar ya preparados.
“¡Deteneos!”, - dijo el Ángel a los cuatro puntos cardinales -, “no hagáis mal al hombre, ni a los árboles, ni cosa alguna creada por Dios, hasta que estén sellados los Siervos de Dios”. Pues Yo les digo los sellados están ya y la orden pronto será ya dada para que comiencen los Ángeles Exterminadores y será en el momento menos pensado. Es por esto que se me ha pedido a mí, José, que os lo diga, que no pierdan el tiempo porque ese tiempo ya no regresará y una hora, un minuto, un segundo de vuestra vida perdido jamás será recuperado todo al Señor, no por miedo, sino por amor, porque el árbol, el pájaro, el gusano y todo ser viviente serán destruidos sin haber pecado y junto con ellos el pecador que se aferra a su maldad y no se arrepiente de haber sido la causa de esta gran purificación.
Estad en gracia de Dios, Yo os exhorto hermanos, porque el tiempo está cerca y el Señor es más ofendido, olvidado, pospuesto y despreciado, llorad, sí, aún es tiempo porque la justicia será como una descarga eléctrica que no os dará tiempo de nada.
Llorad y pedid perdón, pues María llora de ver tanta ofensa al Dios que es Amor.
4 de marzo de 1983
Tercer viernes de Cuaresma, 1er. Viernes del mes de marzo.
Señor San José
Siervos del Divino Amor