“Es tanto el precio de un alma que es la vida misma”.
Si hay alguien que más desee la salvación de las almas soy Yo.
Hija tengo una sed devoradora por la salvación, porque todos lleguen a gozar de mi gloria. Al dar la vida, cuando es dada por Mí Corazón es movido por la caridad inmensa, infinita de que esa alma participe de Mi Amor y desde ese momento Yo la cuido y todo momento vigilo por ella, sí Yo cuido de los gusanillos más insignificantes y despreciados por el hombre
¿Cómo Yo cuidaré de un alma, qué deseo sea para Mi gloria, que es imagen y semejanza mía? Con ternuras de Madre, con anhelos, y delicadezas me desbordo por cada alma que nace.
Y en ocasiones esa alma es ya predestinada, desde el vientre es llena de gracias para darme gloria.
Cuántas almas ¡oh hija! se pierden, cuánto dolor siente Mi Corazón de ver tanta necedad, tanta hipocresía, tanto desdén hacia su creador.
Sabes que Mi Corazón sufre de ver que esa alma sé torna dura como la roca, fría, indiferente hacia mi amor; de mil maneras Yo atraigo esa alma y hasta el último momento deseo rescatarla, pues Yo que sé lo que le espera: el abismo profundo y lleno de dolor que tendrá que pasar una eternidad, lloro y sufro cuando esa alma se pierde, como una madre llora de ver perdido a su hijo para siempre, así solloza Mi Corazón, porque te digo, si alguien ama y sufre intensamente Soy Yo, porque Mi Corazón es todo Amor y si una madre sufre pues Mi Corazón sufre miles de veces mas de ver como son tantos los hijos ingratos que Yo les brindé amor, que les di Mis ternuras y no oyeron y no vieron por su soberbia, porque prefirieron ser hijos del mundo que de Mi Corazón.
Es tanto el precio de una alma que es la vida misma, Mi sangre que di y por una sola, si fuera necesario la daría Yo otra vez.
Los amo tanto hija, que me ahoga el llanto y siento que como hombre, como está Mi Corazón humano ya no puede ver mas tanto crimen, tanto lodazal de impurezas. Yo me ruborizo de ver tanto escándalo, de ver tanta maldad.
Almas justas, almas buenas, eso es lo que Yo siempre he deseado en cada alma, mas son tan torpes que nada quieren saber de Mi y me avientan a la cara Mis ternuras, Mis amores dejando sus cruces que Yo les ofrezco. Os cansáis, os sentís defraudados porque al buscarme solo pensabais encontraríais todo fácil estando unidos a Mi, rezándome un Rosario o jaculatorias o yendo a misa y dando una migaja al hermano, ya creéis que estáis ganando el cielo, más el dolor no va con nadie, a la cruz todos le huyen y creen que como a los poderosos se les abrirá.
“Ya tendremos un puesto de seguro bueno”, siendo hipócritas, aunque os caigan gordos y si es posible me neguéis y fingíais ni conocerme, conseguiréis el puesto alto que tanto soñáis.
Pensad hijitos que Yo Soy Jesús, que Yo Soy el Rey de Reyes, que a Mi no se me cambia por nada, porque ya os dije: Amareis al Señor nuestro Dios sobre todas las cosas mas que a vosotros mismos y vosotros de todo hacéis vuestros dioses ¿por qué ya no ocupo el lugar primero de vuestro corazón?, ¿por qué el último?, Yo Soy un pordiosero que debe esperar, si os da tiempo bien y si no, pues así que se aguante, al fin que con El decís: solo pruebas hay, solo dolor y sacrificios, ¿por qué os pide tanto si vosotros también tenéis derecho? Diréis.
Mas os digo si os dierais cuenta lo que Yo os ofrezco; en verdad os digo que dejaríais todo y me seguiríais como lo hizo Pedro, como lo han hecho tantos Santos que oyeron Mi voz y la sintieron hasta el fondo de su corazón y dejaron todo por Mi Amor, corrieron locos de amor a cumplir Mi Voluntad.
Soy Dios de amor, de misericordia, más os digo: Yo os amo como una madre y que más puedo desear que estrecharos en Mi Corazón; tenéis algunos tan contado él tiempo y es como un suspiro que pasa y ya no regresará, esa vida que para muchos es eterna en la tierra según creen, sin darse cuenta que es un pasar, para Mi cuenta y es una herida en Mi Corazón el ver que muere sin estar en mis brazos y con mis ternuras de madre; pues si mi Madre es ternura y misericordiosa, de mí tomó todo ella.
Es por esto que Yo les digo: una alma que muere para siempre para Mi es gran dolor y lloro de verla perdida siempre en el abismo una eternidad, ¡Cuántas ternuras, cuántas caricias, cuánto amor Yo le daba y le daría una eternidad!
Que tristeza, que amargura siente Mi Corazón de ver que de pronto todo será destruido por la soberbia de hijos ingratos que prefieren más el odio que el amor.
Yo Soy la Verdad, El Camino y La Vida y en verdad les digo fuera de Mi jamás encontraréis la felicidad porque como la semilla tendréis que morir para vivir, porque el que no renuncia a ese yo, a si mismo, jamás podré Yo reinar e su corazón.
Esperando estoy impaciente al pecador, Mi Corazón es hoguera ardiente de amor y consumiros en ella deseo. Deseo que sintáis que vuestras fibras de vuestro corazón unidas a las mías se estremezcan de amor que ya nada os detenga, que ya nada os inquiete, que ya nada desee vuestro corazón porque el que a Mi me tiene ya todo lo posee, pues en medio del dolor su corazón solo amor tendrá.
1981 Noviembre 19, 1:05 PM
Sagrado Corazón de Jesús
Siervos del Divino Amor