“ Amar de verdad a Dios, no con falsedad”
Amados hermanos, he aquí el Dios que se inmola por amor.
¿Porque, de qué le servirá al hombre tener todos los tesoros y glorias aquí en la tierra si se pierde su alma? ¿De qué le servirá sino llega a entender o tratar de comprender este gran amor del Dios amor? Yo se que lo amáis, mas os pido le améis de verdad.[1]
Haceos esta pregunta y reflexionad con sinceridad, no sea que creáis amarlo y sólo por fuera le decís que lo amáis, pensando que a los hombres los engañaréis y a vosotros mismos, mas a Jesús, a Dios no lo podéis engañar.
Y así pasaréis la vida viviendo engañados tontamente, porque así es el hombre, le gusta estar engañando, le encanta a él mismo ponerse trampas, disculpándose tontamente y así aprobar las cosas que sí dice amar, pero por dentro sabe bien que a la persona que les dice amar les miente, quien dice amar y no muestra con hechos ese amor hacia sus hermanos miente.
Prometer no empobrece, decís y así se ha creado una mente mentirosa y cae en la trampa él mismo y así cree que es sincero, sabiéndolo se engaña.
Díganme hermanos. ¿Qué puede ser esa alma de buena, si toda su vida se basa en la mentira, cómo podrá tener en su corazón al Dios que es la verdad misma? ¿Cómo podrá tener la luz si sólo obscuridad tiene dentro?
Es tiempo hermanos míos que os deis cuenta de la falsa vida que vivís, que lo que está a vuestro alrededor no os lleva a la eternidad. ¿Qué esperáis para ya vivir desde aquí el cielo? pues imitando a Jesús, sólo así podréis estar en el camino, podréis vivir en la verdad, en la luz y así tendréis la vida eterna.
¡Que os debéis quitar ya la venda de los ojos! y que vuestra vida sea lámpara para alumbrar a los hermanos, que son millones los que viven en la obscuridad; sed ejemplos, sed con vuestro vivir los que haciendo veredas los conduciréis a la verdad que es Cristo Crucificado.
Este retiro sea para que ofreciendo las horas de la noche veléis a vuestro Padre, que está allí aguardando la respuesta de ese corazón duro y frío que es el vuestro, para así con esa entrega total El os llene de fuego de amor para infundiros el amor eterno, el amor ardiente, el amor puro que hay en su amantísimo Corazón y que teniendo todo esto que os hace falta os améis como verdaderos hermanos.
1981
Sagrado Corazón de Jesús.
Siervos del Divino Amor.
[1] Marcos 8:36
Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si
arruina su vida?