"Amor de Jesús e indiferencia
del hombre".
Hijos amados: Heme aquí, en las
puertas de vuestro corazón, llamando a vuestro amor, pidiéndoos posada a
vosotros, este peregrino que jamás se ha cansado en andar mendigando vuestro
amor. Soy Jesús, os digo quedamente a vuestros oídos. Deseo daros la luz, deseo
haceros vibrar con las palpitaciones de Mi enamorado Corazón, porque os lo
confieso ¡Os amo con un amor inigualable, jamás imaginado por
vosotros!
Es un amor como una inmensa
hoguera que desea abrasaros y consumiros. ¿Porqué rechazáis estas delicias? ¿Por
qué las que las sienten se apartan? ¿Es acaso que no os basta sentiros amados
por Jesús? El que posee el amor, el que en él sólo encontraréis el Amor Divino,
el que ha entregado su sangre, su vida por cada uno de ustedes ¿Qué, teméis no
ser dignos? Sabed que al dar Mi Vida y dar Mi Sangre sabía vuestras miserias,
sabía que muchos me rechazarían.
¡He aquí Mi Amor! Que llega a la
locura. Al ver que no sería aprovechado fue Mi agonía mayor, sentir este amor
desaprovechado, ultrajado y abandonado, cambiado por el pecado y la traición. Si
no me amáis porque no me conocéis, acercaos, entrad a Mi Corazón, que os
descubriré como un enamorado las dulzuras de Mi Amante Corazón.
Si no me amáis porque os atraen
más las cosas falsas y vanas, venid a conocer que aquí en Mi Corazón, todo es
verdad y luz y vida eterna; No os engañéis, que la vida que tenéis es pasajera y
la vida que Yo os doy es eterna.
Los amo conociendo a cada uno,
porque Mi Amor penetra todo y para Mí nada está oculto. Si pensáis en ser buenos
y santos para acercaros a Mí, perdéis el tiempo; Porque Yo os llenaré de todas
las virtudes y si permanecéis lejos, jamás las obtendréis. ¡Acercaos ya a Mi
Corazón que es panal de miel, que endulza las tristezas, que consuela, que
fortalece y que en Mi encontraréis la vida!
Ya os lo dije: soy dueño absoluto
de todo y deseo ser Rey de vuestros corazones, ¡Dejadme entrar, no me lo
impidáis! Conoced Mi Amor y ya no podréis vivir lejos de este amor. Mi madre lo
conoció desde el momento de su encarnación, desde el vientre de su madre, porque
ella estaba predestinada a vivir en este amor.
Vosotros sois herederos de este
corazón, que es amor y sólo por el amor, vosotros llegaréis a conocerle y vivir
en este Divino Amor, que sólo espera el SÍ de vuestro corazón. ¡Qué mayor prueba
de amor y humildad os he dado, entrando en la Eucaristía por cada uno de los que
me reciben! ; Yo entro lleno de alegría y fuego y ¿Qué me encuentro? Que algunos
corazones están tibios, indiferentes. Yo trato de incendiarlos; en algunos llega
a encender la hoguera, mas en otros ¡oh dolor!, no encuentro una sola chispa de
amor y sufro porque me recibieron por compromiso, por cumplir, sin pensar que a
Mí me recibían. Y ¡cuántos de aquellos que tuvieron grande hoguera, sólo de Mi
Amor halla cenizas de aquel fuego que dejaron que se extinguiera!
¿Veis cómo os descubro mis
secretos? ¿Veis que son pocos los que sostienen el fuego?, La perseverancia les
cuesta trabajo y terminan olvidando y apagando aquello que era toda una llama
ardiente y fogosa. Sed sinceros y pensad que Yo os doy Mi fuego; mas deseo que
vosotros con amor, fe, caridad lo alimentéis, que os deis cuenta que amando a
vuestros hermanos, aun los viciosos, pobres y andrajosos, a Mí me estáis amando
y que daréis más fuego a esta hoguera que está encendida en vuestros corazones y
que es como el fuego de Mi Amante Corazón.
14 de febrero de 1978, 8:30 p.m.
Del Sagrado Corazón de
Jesús
Siervos del Divino
Amor