miércoles, 9 de noviembre de 2011

LIBRO 2 No. 2 EN EL CORAZÓN DE JESÚS

 

“En el Corazón de Jesús”

 

 

Narrado por la Sra. Ernestina León

 

Yo estuve bien de salud toda la mañana y parte de la tarde, mas de pronto empecé a sentirme con escalofrío y con dolor de cabeza.  Me refugié en mi cuarto porque pensé que me quería dar gripa, tomé una pastilla y me recosté pensando que se me pasaría, pero cada momento me sentí más mal y tuve que meterme a la cama.  Mi esposo me tocó la frente y dijo que tenía calentura.  Me dolía todo el cuerpo.  Cuando yo me sentía más mal les dije a mis hijos, que estaban jugando en mi pieza, que se salieran porque me sentía muy mal.

 

Al rato que se salieron estaba yo pensando qué sería lo que tenía, cuando de pronto vi el Corazón de Jesús y escuché su voz que me decía: “Anda y entra en Mi Herida” y vi cómo la herida del Corazón se abría y cerraba y le dije a Jesús: “¿Señor, cómo voy a entrar?  No puedo.”  El me dijo otra vez: “Entra, anda.”  Y de pronto me sentí dentro del Corazón y sentí una gran alegría y paz y ya no me sentí enferma.  Vi dentro como un gran océano donde reinaba la paz y se sentía el Amor.  El me dijo: “El Corazón de Mi Madre siempre está dentro del Mío porque está fundido junto con el Mío.” Al pensar en tanta grandeza, me sentía inmensamente feliz. 

 

Entonces Jesús me dijo: “Hijita mía, anda y pide por todos aquéllos que recuerdes y conozcas para que entren ahorita por la Herida que aún está abierta.”  Entonces empecé a nombrar a mis hijos, esposo, a todos los que en esos momentos vinieron a mi memoria y veía con admiración cómo los corazones de todas aquellas personas entraban a la Herida donde yo estaba dentro y veía que a momentos la Herida se iba a cerrar y le decía a Jesús: “Espérame tantito para que me acuerde de más personas.”  Pero cada vez la Herida tendía a cerrarse más y yo procuraba detenerla para que todos entraran y le dije preguntando:  “Señor ¿y los muertos también los nombro?” y me dijo: “No, esto es para los que están viviendo.  Anda, no pierdas tiempo.”  Seguí diciendo nombres y recordando personas que había yo visto y le pregunté: “Señor ¿estos corazones ya no saldrán?  Cierra tu Herida para que ya no escapen.”   Me contestó: “No, hija mía.  Estos corazones quedarán fundidos con el fuego de Mi Amor y se quedarán unidos al Mío.”

 

Poco después se cerró la Herida y ya me di cuenta de que a muchos no los recordé y me dolía mucho.  Le dije a Jesús que me diera otra oportunidad porque me dolía que muchos no entraron y El me dijo: “Ten paciencia y reza mucho para que se abra otra vez Mi Herida.  Yo te amo y deseo que me lo pidas y me ofrezcas todo aquello que sean alegrías, penas y trabajos para que merezcas otra vez esa oportunidad que se te concedió.  Dile al padre Alberto y al padre Vera que te ayuden en estas oraciones.  Yo te amo mucho.  Anda y corresponde a ese gran Amor.  Ámame porque son pocos los que me aman y tengo sed de vuestro amor.”

 

Esta gracia me hizo ver en Jesús, que su Herida siempre está abierta y que, como un acto de su Misericordia, había permitido que al entrar a su Corazón yo pidiera para que muchos entraran y por esto vi al terminar que la cerraba, mas su Herida siempre está abierta.

 

 

1976 Mayo 14, 9:00 PM

Sra. Ernestina León

Siervos del Divino Amor

2 comentarios:

  1. Hola, quisiera saber quien es el artista que pinto este cuadro.
    De antemano Gracias..
    saludos

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  2. Saludos, El autor es el pintor aleman W. Ebbinghaus

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